Nuestra compañera Concha Fabeiro Cortés, nos ha hecho llegar el documento publicado por la Sociedad Española de Agricultura Ecológica/Agroecología (SEAE), de la que ella es Presidenta y que consideramos que puede resultar de tu interés:

EVIDENCIAS CIENTÍFICAS sobre la PRODUCCIÓN ECOLÓGICA. ARGUMENTOS PARA EL CUIDADO DE NUESTRA SALUD Y DEL PLANETA DESDE LA PRODUCCIÓN ECOLÓGICA


 

 

RESUMEN:

Hablemos de producción ecológica: ¿Por qué es necesario evidenciar lo evidente?
El auge de la agricultura, ganadería y alimentación ecológica es una realidad que va más allá de lo que se califica como moda o tendencia. Es un hecho que involucra a todos los sectores productivos de nuestro sistema alimentario y por tanto, es indiscutible que despierta gran interés, curiosidad, dudas o incluso posiciones adversas dentro de las distintas esferas de la sociedad, desde los/as consumidores a las grandes empresas agroindustriales.

Como adelanta el título de este preludio, los contenidos recogidos a continuación surgen de esa necesidad de evidenciar lo evidente a la hora de hablar de producción ecológica.
Resulta ilógico tener que justificar el sentido común. Todavía más durante los últimos años, en los que el sistema de producción ecológica viene sufriendo, casi de manera sistemática, ataques mediáticos traducidos en mensajes tendenciosos, argumentos manipulados e incluso mentiras contradictorias sobre lo ecológico en general. Muchos de estos razonamientos se retroalimentan de las mismas fuentes y, en algunos casos, no coinciden con el mensaje original. Las consecuencias de todo esto se visibilizan en el debate público con cuestiones como: ¿Son los alimentos ecológicos más saludables? ¿Y más justos? ¿Es la agricultura ecológica más respetuosa con el medio ambiente? ¿Más sostenible energéticamente?… O una de las cuestiones más controvertidas y transversales para todos los ámbitos (científico, político, económico…): ¿Puede la agricultura ecológica alimentar al mundo?
Aunque este documento pueda tratarse como un artículo divulgativo al uso, tiene el objetivo de recoger argumentos
y demostraciones científicas que sirvan para contrarrestar esos ataques que vienen en forma de mensajes a medias,
bulos, o incluso los llamados mitos contra la producción ecológica. Se trata de que cualquier persona o colectivo, relacionado directa o indirectamente con la cuestión, disponga de esta herramienta que pretende evidenciar lo evidente
científicamente en materia de producción ecológica. O lo que es igual, dar a conocer las principales “Evidencias científicas sobre la producción ecológica”.
La estructura de este documento está pensada para facilitar, de un modo temático y visual, las conclusiones de los principales estudios de investigación sobre la producción ecológica en los últimos 15 años. Los contenidos quedan distribuidos de la siguiente manera:

– INTRODUCCIÓN: AGRICULTURA INDUSTRIAL FRENTE A AGRICULTURA ECOLÓGICA, EL ETERNO BINOMIO
– CONTRIBUCIONES MEDIOAMBIENTALES
– CONTRIBUCIONES SOBRE SALUD Y CALIDAD
– CONTRIBUCIONES SOCIALES
– CONCLUSIONES

Es momento de hablar de producción ecológica y hacer que las evidencias científicas sean parte del argumentario
común dentro del debate público, a todos los niveles: desde el consumidor, al gran medio divulgador.

Y, consecuentemente, también es momento de hablar de la necesidad de cambio de nuestro sistema agroalimentario
como uno de los grandes retos de esta sociedad. Abastecer de alimentos (sanos y seguros) suficientes a una población
mundial creciente, en un planeta de recursos finitos y afrontando hechos que van desde el cambio climático hasta el
desperdicio alimentario, es una RESPONSABILIDAD de todos y todas.

Con el lanzamiento de este documento – apoyado por más de medio centenar de entidades del ámbito académico,
ambientalista, empresarial y del asociacionismo del sector ecológico – queremos contribuir a impulsar esa capacidad y
potencial que tiene la producción ecológica para la transformación social, que nos lleve a todas y todos, a un planeta
más justo y equitativo, y en definitiva, mejor.

 

 

Fuente: SEAE