Querido Ricardo, que difícil me resulta resumir en unas pocas letras las muchas cosas que quisiera decir de ti.

El sábado 6 de mayo, cuando subía las escaleras de la E.T.S.I.A. de Madrid (que tantas veces subiste tú), para la celebración del acto de conmemoración de los 50 años de finalización de la carrera, recibí la triste noticia de tu marcha; y aunque esperada, me invadió un sentimiento de tristeza que, aún pasados los días, sigo sintiendo.

Solo quiero resaltar unas pequeñas pinceladas de tu dilatada vida profesional desde que comenzaste tu andadura como Ingeniero del Cuerpo Nacional de Ingenieros Agrónomos. Primero en Concentración Parcelaria en León, después en el IRYDA y posteriormente tu destino a Albacete, donde tantos años desarrollaste una brillante labor, dejando una huella de profesionalidad y caballerosidad que siempre te caracterizó.

Fuiste consejero de la entonces Caja de Ahorros de Albacete junto a nuestro querido Enrique Navarro, y con vuestro buen criterio se llevaron a cabo importantes decisiones que sirvieron para prestigiar esa Entidad.

Participaste en la creación de Agrocaja, empresa de servicios agrícolas dependiente de la Caja de Ahorros. Siendo Delegado de Agricultura, entre otras muchas cosas, junto a Pedro Duro, fuisteis los artífices de la celebración de la 1ª Feria Ganadera de Albacete que se expuso en el recinto ferial, y que después pasó a ser Expovicaman que aún perdura. Ambas entidades con gran repercusión en el mundo de la agricultura y ganadería.

Cuando la Delegación de Albacete se segregó del Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos de Levante y se creó el Colegio de Albacete, fuiste elegido por la mayoría de los compañeros como Decano del Colegio, porque necesitábamos una persona de prestigio que lograra el reconocimiento profesional, técnico y social de nuestro recién creado Colegio, y representara dignamente nuestra profesión, nadie como tú para conseguirlo. Por ello, la Junta General te nombró Colegiado de Honor del Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos de Albacete.

 Cuando te sustituí como miembro del Consejo General de Colegios Oficiales de Ingenieros Agrónomos, pude comprobar personalmente la alta consideración que tenían de ti, donde tu buen criterio siempre fue muy valorado y respetado, nombrándote Colegiado de Honor del Consejo General de C.O.I.A. de España.

Por aquel entonces fuiste elegido Presidente de la Asociación Nacional de Ingenieros Agrónomos (A.N.I.A.)  como representante de todos los Ingenieros Agrónomos.

Como resultado de tu gran aportación al mundo agrario, se te concedió la Gran Cruz de la Orden del Mérito Agrario, máxima condecoración concedida por S.M. el Rey a propuesta del Ministro de Agricultura.

Cuando en 1974 comencé a trabajar en la Delegación de Agricultura y te conocí, no podía imaginar lo que eso supondría en mi vida, pues lejos de establecer una relación meramente profesional, hemos forjado una verdadera amistad. Durante estos años, he tenido el privilegio de compartir contigo muchos momentos que han ido estrechando nuestra amistad, hasta sentir que tu pérdida ha dejado un gran vacío en mí.

 Que lejos quedan aquellos primeros viajes organizados por el Colegio de I.A. y que sirvieron para que un grupo de compañeros pasáramos a convertirnos en verdaderos amigos. ¡Qué bien lo pasamos, qué buenos momentos¡.

Posteriormente llegaron los viajes que hemos hecho con motivo de los campeonatos de golf de los Colegios de Ingenieros Agrónomos, donde has dejado tan buenos amigos. Todos recuerdan con gran cariño el homenaje que te rendimos el 27 de octubre de 2022 en el Club de Golf  Las Pinaíllas. Sé el esfuerzo que supuso para ti en tus circunstancias, pero también lo emotivo que fue ese momento tan entrañable.

Cómo voy a añorar las comidas en El Callejón que hemos mantenido un grupo de compañeros todos los viernes durante más de 30 años, y los cafés que nos jugábamos a los chinos. ¡Qué bien lo pasamos, qué momentos más inolvidables¡. Para mi fuiste pieza fundamental, cuanto te voy a echar de menos.

También quiero recordar los muchos viajes que hicimos en grupo más reducido, ¡qué buen recuerdo guardo de ellos¡. El último fue en noviembre de 2022 a la Granja de San Ildefonso, cuando nos contabas tus recuerdos del periodo de las milicias universitarias, los chascarrillos que tan bien se te daban, y siempre, tu saber estar, ¡cuánto disfrutamos¡.

En todos estos años hemos ido estrechando nuestra amistad, ampliando la relación y el cariño a nuestras familias, así como compartiendo los éxitos de nuestros hijos a lo largo del tiempo y siguiendo sus trayectorias como propias, además la verdadera amistad de Marisa y Mª Carmen ha servido para aumentar nuestros lazos.

Has tenido una vida ejemplar, pero tu complemento siempre ha sido Marisa, la has tenido a tu lado en todos los momentos de tu vida, incluso cuando lo has necesitado, ha sido tu secretaria, tu enfermera, siempre pendiente de ti, cuidándote hasta el final. Habéis sido un matrimonio ejemplar.

A tus hijos, Mª Dolores, Ricardo, y Charo que saben el cariño que les tenemos, solo decidles que pueden estar orgullosos de su padre, y que para mí, ha sido un honor y un privilegio contar con tu consejo y tu amistad.

A tus nietos, Isabel, Luis, Ricardo, Daniela y Marta, repetirles lo que les dije cuando pasé a darte mi último adiós en el tanatorio y los vi tan tristes, que la mejor herencia que les dejaba su abuelo era su ejemplo, su rectitud, su honestidad, lo orgulloso que estaba de sus nietos y su gran amor por su familia.

Que razón lleva esa canción: “Algo se muere en el alma cuando un amigo se va”

Hasta siempre querido amigo,

Un abrazo,

Pepe Mansilla