Los días 15 y 16 de noviembre se ha celebrado en Feria Valencia el I Encuentro Nacional de Asesores, organizado por la revista Phytoma, que celebra en 2023 su 35 aniversario. La primera edición de este encuentro ha llevado por título Retos y herramientas para una profesión imprescindible en la nueva agricultura. Y ha reunido en Valencia a 600 profesionales que reclaman mayor y mejor formación ante el cambio de paradigma de la agricultura.
Las exigencias europeas en política agraria, que se recogen en la nueva PAC y en las estrategias derivadas del Pacto Verde europeo, como el reglamento del uso sostenible de los fitosanitarios, otorgan cada vez más protagonismo a la figura del asesor en gestión integrada de plagas. Durante dos días, diferentes especialistas han analizado los retos que deben asumir y las herramientas de que disponen para alcanzarlos.
Como es bien sabido, el Consejo General de Colegios Oficiales de ingenieros Agrónomos (CGCOIA) siempre está dispuesto a colaborar con los agentes sociales para poner sus conocimientos técnicos a disposición de quien lo necesite, con mayor motivo si además son partners, como es el caso.
La colaboración de nuestro colectivo profesional se ha sustanciado en dos acciones. Por una parte, durante las dos jornadas del congreso, el Consejo General de Colegios Oficiales de Ingenieros Agrónomos ha mantenido un stand en Feria Valencia; y por otra, en la jornada inaugural, el secretario técnico del COIAL, Pepe Carbonell, dictaba una ponencia e intervenía en una mesa redonda, en ambas ocasiones para hablar del seguro de responsabilidad civil del ingeniero agrónomo en el ámbito de la sanidad vegetal.
Trasladar el riesgo al mercado asegurador
La ponencia, que lleva por título Responsabilidad civil del asesor fitosanitario. Trasladar el riesgo al mercado asegurador, fue muy bien recibida por el numeroso auditorio reunido y se hizo acreedora de diferentes elogios. Por el interés que despertó, vamos a resumir las líneas principales de esta ponencia.
Según se explicaba en la misma, “hoy en día, la cultura de la reclamación está en aumento. Cualquier actuación está cada vez más regulada porque la sociedad está mentalizada de que ningún daño debe quedar impune”. Existe por tanto un importante riesgo de recibir una reclamación. “En caso de causar daños a un tercero por un asesoramiento fitosanitario erróneo, seguro que así será, aunque se haya actuado con total diligencia”. Lo recomendable es “trasladar este riesgo al mercado asegurador a través de la contratación de una póliza de responsabilidad civil profesional”.
¿Qué cubren estas pólizas? “Cubren las indemnizaciones a las que el asesor esté obligado a hacer frente por los daños que haya podido causar a terceros como consecuencia de un error en su asesoramiento. Por ejemplo, los daños por la pérdida de una cosecha por un tratamiento inadecuado”. La cobertura se activa en el momento de recibir una reclamación, por ello es importante tener un seguro en vigor. La Compañía Aseguradora nombrará un perito experto para que valore si existe responsabilidad del profesional y a cuánto ascienden los daños. El seguro no sólo es útil en caso de cometer un error, sino que también lo es para que nos defienda en caso de que no seamos responsables.
¿Responder con nuestro patrimonio personal? No, gracias
¿Qué pasa si soy responsable pero no tengo un seguro? “Responderemos con nuestro patrimonio personal. Existe la creencia de que el seguro de Responsabilidad Civil por la actividad de asesoramiento fitosanitario protege al agricultor por los daños que puedan tener en sus cosechas, pero lo que protege es el patrimonio del asesor”.
Como se ha dicho, en caso de que se considere responsable al asesor de estos daños y no tenga un seguro, hará frente a la indemnización con sus propios medios.
Un caso práctico
Durante la ponencia, Carbonell presentó un caso práctico sustanciado en una sentencia del Tribunal Supremo que ilustraba a la perfección los riesgos que implica el ejercicio de la actividad profesional del asesoramiento fitosanitario.
Por último, nuestro representante del Consejo General expuso los principales ítems a cumplir para trabajar con las mayores garantías de seguridad: “Cumplir con todas las exigencias para poder ejercer la actividad, en concreto estar colegiado e inscrito en el ROPO; tener un buen SRC, porque nadie da duros a cuatro pesetas; mantener una exhaustiva trazabilidad de nuestra intervención: identificar perfectamente el ámbito de actuación, su extensión y su objeto; y mantener un registro fehaciente de actuaciones, órdenes y condiciones de aplicación”.