Blockchain en el sector agroalimentario: aplicaciones y usos.  Este es el tema en el que centro esta entrada del blog. Blockchain, bitcoin o cadenas de bloques, cualquiera de estos tres nombres se utiliza para referirse a esta tecnología que puede revolucionar el sector agroalimentario.

La tecnología blockchain tiene su origen en el sector financiero, donde ya se está utilizando para realizar transacciones comerciales (moneda digital) desde hace años, pero poco a poco sus aplicaciones se han ido extendiendo a otros sectores y no solo como moneda, también como garantía de trazabilidad, transparencia y seguridad alimentaria.

Esta tecnología es especialmente útil para asegurar la procedencia de determinados productos, así como hacer un seguimiento de los distintos movimientos y trasformaciones que sufren estos a lo largo de la cadena de suministro.

 

Blockchain se presenta como un conjunto de tecnologías (P2P, criptografía, sellado de tiempo, etc.) que hace que computadores y otros dispositivos puedan gestionar su información y compartir un registro. Este registro se caracteriza por ser inalterable (gracias a la criptografía), replicado en todos los participantes(gracias a un protocolo de comunicaciones estándar) y accesible a todos los participantes (lo que elimina la necesidad de acuses de recibo y conciliaciones), ofreciendo la máxima seguridad y privacidad.

En este vídeo nos lo explican así:

 

Sector agroalimentario, blockchain y transacciones comerciales

Aunque en otros sectores ya es habitual utilizar bitcoin en transacciones comerciales, en el sector agroalimentario no lo es tanto. Se puede decir que uno de los pioneros en la aplicación de bitcoin en este sector es el estadounidense Mike Barrow, líder del proyecto Openvino.

Informático y productor de vino, Barrow es propietario de la bodega Costaflores (Mendoza, Argentina), que se anuncia como «primera bodega transparente, de código abierto y criptomoneda«. Ha logrado que su cosecha de vinos del 2018 se haya vendido en una ICO (Initial Coin Offering).

En España ya tenemos algunos otros ejemplos. Olivacoin, por ejemplo, ha sido desarrollado por la Universidad de Sevilla y pretende convertirse en referente para toda la cadena de producción del aceite de oliva, desde los agricultores a los distribuidores.

Esta nueva plataforma digital para la compraventa de aceite de oliva para los operadores del sector permite una mayor agilidad, rentabilidad y liquidez gracias a la tecnología de cadena de bloques y del Internet de las Cosas (IoT), y que incluye su propia moneda, los olivacoins.

Blockchain se presenta como un conjunto de tecnologías (P2P, criptografía, sellado de tiempo, etc.) que hace que computadores y otros dispositivos puedan gestionar su información y compartir un registro. Este registro se caracteriza por ser inalterable (gracias a la criptografía), replicado en todos los participantes(gracias a un protocolo de comunicaciones estándar) y accesible a todos los participantes (lo que elimina la necesidad de acuses de recibo y conciliaciones), ofreciendo la máxima seguridad y privacidad.

 

Sector agroalimentario, blockchain y transacciones comerciales

Aunque en otros sectores ya es habitual utilizar bitcoin en transacciones comerciales, en el sector agroalimentario no lo es tanto. Se puede decir que uno de los pioneros en la aplicación de bitcoin en este sector es el estadounidense Mike Barrow, líder del proyecto Openvino.

Informático y productor de vino, Barrow es propietario de la bodega Costaflores (Mendoza, Argentina), que se anuncia como «primera bodega transparente, de código abierto y criptomoneda«. Ha logrado que su cosecha de vinos del 2018 se haya vendido en una ICO (Initial Coin Offering).

En España ya tenemos algunos otros ejemplos. Olivacoin, por ejemplo, ha sido desarrollado por la Universidad de Sevilla y pretende convertirse en referente para toda la cadena de producción del aceite de oliva, desde los agricultores a los distribuidores.

Esta nueva plataforma digital para la compraventa de aceite de oliva para los operadores del sector permite una mayor agilidad, rentabilidad y liquidez gracias a la tecnología de cadena de bloques y del Internet de las Cosas (IoT), y que incluye su propia moneda, los olivacoins.

 

La cadena de bloques de la criptomoneda Olivacoin permite marcar digitalmente cada tarea y proceso de la cadena global de suministro del aceite de oliva en los mercados internacionales.

Desde el pasado mes de octubre, la empresa pesquera española Frime aceptaa el pago de sus productos, además de con los medios tradicionales, en bitcoines. Este es un proyecto en el que participan además la exportadora Pinsa Congelados (Mazatlán, México), BBVA España y BBVA Bancomer (México).

BBVA forma parte del consorcio Alastria, cuyo fin es acelerar el ecosistema blockchain en España y del que forman parte más de 70 compañías españolas procedentes de sectores como la banca, la energía y las telecomunicaciones: Banco Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia, Banco Sabadell, Iberdrola, Endesa, Gas Natural Fenosa, Cepsa, Indra, Telefónica, Orange, Más móvil, Mapfre, Accenture, Everis y Cuatrecasas.

 

Blockchain, trazabilidad y transparencia

Sin duda, el principal valor de la tecnología blockchain para el sector agroalimentario es su capacidad de ofrecer información sobre el origen de los alimentos, su composición, sus características e ingredientes, la huella digital, la forma en la que se ha producido, etc.

Esta tecnología experimentó un gran impulso en 2016 y, aunque aún está en fase inicial, se espera que en 2025 esté prácticamente generalizada en todas as cadenas de suministro, sustituyendo a las tradicionales bases de datos.

Seguramente ya hayas escuchado hablar sobre el proyecto de Carrefour y su pollo campero «Calidad y Origen», para el que ha contado con los servicios de IBM y la colaboración de la empresa Coren, proveedora de producto. El sistema ha utilizado la plataforma IBM Food Trust, que conecta a productores, procesadores, distribuidores y minoristas.

 

Para acceder a IBM Food Trust se necesita permisos, los miembros que participan conocen exactamente con quién están realizando transacciones. Los participantes también determinan quién ve qué datos, que se proporcionan según la necesidad. Es un sistema inmutable, es decir, se requiere el consenso de todos los miembros y todas las transacciones validadas se registran permanentemente. Ni siquiera el administrador del sistema puede eliminar una transacción.

En el caso del pollo campero de Carrefour incluye en su etiqueta un código QR que se escanea a través del smartphone. Así el consumidor puede tener en su mano información sobre el producto, desde la fecha de nacimiento del pollo, el modo de cría, la ubicación de la granja, el alimento que ha recibido, hasta cómo se ha envasado o la fecha en la que ha llegado a los almacenes de Carrefour.

Otro proyecto enmarcado dentro de IBM Food Trust es OliveTrace de Galpagro, Rurápolis y Oleocano, y que sigue un protocolo similar al de Carrefour: un código QR a través del que se puede obtener toda la información del aceite de oliva virgen extra (AOVE), compartida en una red de confianza en el que se encuentran todos los eslabones de la cadena, incluso las entidades certificadoras.

La primera partida exclusiva de aceite con trazabilidad realizada con blockchain ya está en marcha. El proceso de producción y distribución puede seguirse a través de la cuenta de Galpagro en Instagram (échale un vistazo »).

 

Ventajas del blockchain en el sector agroalimentario

Esta tecnología permite rastrear los productos alimenticios a través de toda la cadena de suministro, desde el productor hasta el consumidor. Por su parte, el consumidor tiene la seguridad de que está pagando por el producto que realmente ha sido ofertado, reduciéndose el fraude en la cadena alimentaria (aceite de oliva virgen extravino, etc.).

Por otro lado, la gran cantidad de datos que recoge esta tecnología es útil también para el distribuidor, ya que puede mejorar la gestión y etiquetado de los productos, detectar las alteraciones y la disponibilidad de los mismo, así como rastrear a los autores individuales de comportamientos fraudulentos o los errores en los pedidos.

Además, permite la eliminación de parte de los intermediarios y de los costes de intermediación, la reducción del riesgo cambiaro y de trámites en los procesos de importación y exportación, así como la aceleración de los procesos de cobro y pago internacional seguros.

Fuente: Blog Isabel Caballero.