Del 23 al 25 de enero, Sevilla acoge el XV Symposium de Sanidad Vegetal organizado por el Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Agrícolas de Andalucía (Coitand). El coordinador de este encuentro, Carlos León, nos habla de qué aporta a la agricultura nacional y cuáles son las claves de su éxito en el que ASCENZA también está presente. Además de aportar su punto de vista en cuanto a los retos de un sector cuya prioridad es la sostenibilidad con “productos más respetuosos con el medio ambiente, con un control efectivo y a la par un perfil ecotoxicológico de bajo impacto”.
–15 ediciones de este Symposium y cita ineludible en la sanidad vegetal a nivel nacional, ¿qué aporta a la agricultura nacional y cuál es la clave de su éxito?
Creo que la clave es darle el protagonismo a los actores principales de la Sanidad Vegetal, es decir, a las empresas que investigan, a los técnicos que resuelven los problemas a diario, a las entidades públicas y privadas que proyectan sus ideas a futuro adelantándose a lo que puede ocurrir y proponiendo las soluciones desde todos los puntos de vista. En general, estar abiertos al debate que siempre es enriquecedor.
-¿Cuáles son los principales problemas a los que se enfrenta la sanidad vegetal a nivel nacional?
El primero de ellos es cómo afecta la disponibilidad de herramientas fitosanitarias al control de plagas y enfermedades en la agricultura actual, y cómo eso, unido al cambio climático y a la aparición de nuevas enfermedades, así como de plagas ya olvidadas, afecta a las producciones agrícolas, y por otro lado las resistencias que comienzan a darse.
-Y en cuanto a retos, ¿Cuáles son los principales retos que tiene la agricultura y que se tratarán en este symposium?
El primero y principal es el de la tan nombrada sostenibilidad. Productos más respetuosos con el medio ambiente, con un control efectivo y a la par un perfil ecotoxicológico de bajo impacto. Es algo que ya están haciendo las multinacionales.
Por otra parte, incorporar herramientas no químicas, con la debida seguridad para el consumidor.
Todo ello en un solo objetivo que es aumentar la productividad agrícola dado el aumento de la demanda de alimentos que se está produciendo. Este es un asunto con mucho recorrido, ya que tiene bastantes aristas como la distribución igualitaria, el precio de acceso a esos alimentos, etc… Aunque no es un asunto que competa al sector de la producción de alimentos, también nos debe preocupar.
-¿Considera que el estado nutricional de una planta es importante a la hora de enfrentarse a plagas o enfermedades?
No solo es importante, sino que es uno de los factores determinantes a la hora de que la planta pueda resistir de mejor manera el ataque de patógenos. La nutrición, el control de los efectos medioambientales en el cultivo, y mantener la correcta fisiológica en la planta, disminuye el daño causado al cultivo en condiciones de infección por patógenos.
-Por su posición en el Coitand, ¿cuál es el grado de penetración de las nuevas tecnologías en la agricultura andaluza y en general a nivel nacional? ¿Estamos en una misma posición respecto a Europa en este sentido? ¿Qué oportunidades estamos perdiendo?
En mi opinión, estamos en el grupo de cabeza a nivel tecnológico en la Agricultura europea. Es muy difícil saber el nivel real de penetración en este momento, pero solo hay que darse un paseo por Almería, o por alguno de los viñedos de producción de alguna D.O del Norte de España, para saber que estamos en unos niveles de tecnificación muy elevados en cuanto a lo que ahora llamamos agricultura 4.0.
-En el symposium también se hablará de resistencias a fitosanitarios, ¿Cuáles son los principales problemas que se están encontrando y por qué?
No sólo es la falta de herramientas en materia de fitosanitarios, que ya hemos comentado, sino en muchas ocasiones el correcto proceso a la hora de la toma de decisiones para elegir los momentos de aplicación adecuados. O simplemente el correcto uso de los equipos a la hora de aplicar.
Una mala aplicación, en un momento correcto, y con las materias activas adecuadas, puede ocasionar un inicio de resistencia por un mal control de la plaga. Si cualquiera de estos tres factores falla en una aplicación, corremos el riesgo de aumentar la resistencia a fitosanitarios.
-¿A qué retos se enfrentan durante los próximos años las compañías de soluciones fitosanitarias?
Quizás como hemos comentado antes, la sostenibilidad en las nuevas herramientas a lo que, por otra parte ya obliga el principio de precaución.
–Con la restricciones de materias activas ¿a qué se está obligando por una parte, al agricultor y por otra a las compañías de fitosanitarios?
Anteriormente hemos visto lo que se necesita hacer y mejorar, pero también hay que pedir alguna responsabilidad a las administraciones publicas, en este caso, con la agilización de los reconocimientos mutuos en condiciones de seguridad e igualdad para todos. Se está en ello, y la implicación de las autoridades españolas es máxima. Solo hay que cerrar el círculo.
–Bajo su punto de vista, ¿En qué medida contribuyen los bioestimulantes a la sostenibilidad en la agricultura?
De manera directa. La biostimulación persigue llegar al máximo potencial genético de producción de un cultivo, eliminado o disminuyendo el pago metabólico y ambiental que sufre una planta por el simple hecho de producir.
-¿Los bioestimulantes son una solución a uno de los desafíos más importantes a los que se enfrenta la agricultura en los próximos años como aumentar el rendimiento de los cultivos para una población creciente en un contexto de cambio climático?
Independientemente del uso de los fitosanitarios, es una de las soluciones, junto con el uso racional del agua, y las técnicas de cultivo para evitar la perdida de productividad de los suelos por erosión.