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BALFAGÓN

 

 

La población mundial crece exponencialmente: se calcu­la que dentro de 40 años aumentará hasta los 9.500 millones de personas, todo un reto para la industria agrícola. Para lograr abastecer a todos los habitantes sin agotar los recursos del planeta, las explotaciones agríco­las han de ser más eficientes y aumentar la producción para cubrir toda la demanda. Para ello los cultivadores ya tienen un gran aliado: la agricultura de precisión.

Conocer el campo al milímetro es fundamental para mejorar el rendimiento de las cosechas. La composición del suelo, el control de las plagas, las necesidades de riego y abono son puntos fundamentales para no perder toda una plantación, y todo un reto para los que tienen que controlar grandes extensiones de terreno.

Con un GPS y unos sensores se puede medir la composición de un terreno para saber sus necesidades y evitar pérdidas en los cultivos

Para conocer todas estas variables la agricultura de precisión evalúa el suelo que se va a cultivar. Mediante GPS y diferentes sensores se mide la composición del sustrato del terreno y su calidad y se elabora un mapa agropedológico, que aporta los datos necesarios para saber qué cantidad de agua necesita el cultivo, cuánto nitrógeno debe emplearse para fertilizar, o si la plantación tiene enfermedades que deban ser tratadas. A lo largo del mundo ya existen varias experiencias piloto que aplican la agricultura de precisión. En España, el campo andaluz fue pionero en su implantación. Gracias a estas técnicas los cultivadores han logrado conocer en profundidad todas las necesidades de sus explotaciones, lo que les da una serie de datos fundamentales a la hora de tomar la mejor decisión para actuar sobre determinados factores que, en otras circunstancias, harían que la producción se echara a perder.

La combinación de la agricultura de precisión con los avances en robótica lograrán que sea mucho más fácil y rápido explotar grandes superficies de terreno. Así, a través del smartphone se podrá dar una orden para comenzar la recolección de la cosecha, o para que un dron fumigue una parte concreta que está afectada por una plaga.

Fuente: El País