Por Almudena Álvarez. Ingeniera Agrónoma
La ingeniera agrónomo francesa Elodie Martín Abad ha realizado un trabajo de campo en la provincia de Palencia para analizar el impacto que ha tenido la aplicación de la PAC en España y concluye que la última reforma no es una herramienta real de desarrollo rural ya que fomenta las mismas dinámicas establecidas desde hace medio siglo.
Su trabajo forma parte de un proyecto global para comparar en distintos países de Europa el impacto que ha tenido la aplicación de la ultima PAC (2014-2020) en la agricultura y la ganadería del país, ha explicado en una entrevista a la Agencia Efe.
El territorio elegido en España para realizar esta comparativa ha sido la provincia de Palencia y en concreto una zona de transición entre la Tierra de Campos y la Vega de Saldaña donde pueden encontrarse los cultivos mas representativos de secano y regadío y ganaderías de ovino y vacuno, de carne y de leche.
“Esta es una zona con mucha diversidad de producción y concentra todas las actividades agrícolas y ganaderas de interés para este estudio”, ha explicado, aclarando que, a su vez, son las producciones más afectadas porque son las que más dependen de las ayudas europeas.
Una vez establecido el territorio y con la misma metodología que se ha empleado en otros países, para que la comparativa sea fiable, ha realizado un diagnóstico agrario y un trabajo de campo que le ha llevado por treinta pueblos de esta comarca palentina, entre los meses de marzo y agosto, con entrevistas a más de setenta agricultores y ganaderos en activo y jubilados.
Según explica la autora del estudio, la primera fase consistió en conocer el medio, las parcelas, el paisaje, la historia de la Agricultura y la Ganadería en la zona y la influencia de las políticas europeas a lo largo de las décadas “para poder entender la situación actual”.
Completó este estudio previo con entrevistas a más treinta personas mayores, hombres ya jubilados y mujeres, “que son como bibliotecas vivas” y que le han permitido reflejar también el “importante papel productivo que tuvo la mujer en el pasado en la explotación agrícola o ganadera y que hoy se ha perdido”.
Además, para dibujar la situación actual del campo realizó entrevistas a 45 agricultores y ganaderos en activo que le han dado las claves sobre el funcionamiento técnico y económico de la explotación, con muchos datos cuantitativos y cualitativos.
Con todo, ha hecho unos modelos de sistemas de producción en agricultura y ganadería que le han permitido comparar los resultados económicos y “la dependencia de la PAC”.
Entre las conclusiones obtenidas afirma que los procesos de selección y especialización de las explotaciones agrarias, iniciados por las políticas franquistas y ampliados con la entrada de España en la Unión Europea en 1986, han provocado un éxodo rural y una destrucción del tejido agrario que sigue hasta hoy.
Asimismo concluye que la PAC es un importante soporte de las rentas de explotaciones casi inviables en muchos casos, sometidos a evoluciones desfavorables de los precios.
“La agricultura española es muy dependiente de la PAC, de los precios internacionales y de insumos externos que vienen de otros países”, ha afirmado, asegurando que la última reforma de la PAC sigue fomentando las mismas dinámicas en España y Castilla y León desde hace medio siglo.
“Se sigue incitando a los agricultores a aumentar sus superficies de cultivo y las inversiones mediante una política agrícola basada en ayudas por hectárea y ayudas a la inversión”, ha señalado.
Además, asegura que la definición de agricultor activo es demasiado laxa, lo que hace que más de la mitad de los beneficiarios de las ayudas sean jubilados y personas que viven en las ciudades, hasta el punto de que “la mayoría de las ayudas PAC se van a las ciudades”.
Tampoco las ayudas a los jóvenes han contribuido a crear nuevas instalaciones, debido al difícil acceso a la tierra y se evidencia “un débil” apoyo a la producción ecológica, la inexistencia de “una cadena” con una estructura de transformación y comercialización y falta formación agronómica.
Por último, su trabajo ha revelado “una falta de conexión real entre la situación del campo y las decisiones que toman nuestros representantes en Bruselas. Son dos mundos distintos”, afirma.
Con todo considera que la PAC no es una herramienta real de desarrollo rural y considera que con los mecanismos de la Política Agraria se podrían financiar medidas que favorecieran una mayor diversificación en el campo, la fijación de población en el medio rural y prácticas beneficiosas para el medio ambiente.
Por eso, con este trabajo ha pretendido “tender un puente entre el campo y Bruselas” y está ahora presentando sus conclusiones en la zona de estudio y en Madrid a agricultores, políticos, grupos ecologistas, investigadores, y a los agentes implicados en el desarrollo rural que necesariamente camina paralelo al desarrollo agrícola y ganadero.
Fuente: La Vanguardia