La sequía ha vuelto a golpear al sector de los cereales de invierno en España, con una caída media de la producción del 30% sobre la campaña anterior, según los datos de Cooperativas Agroalimentarias. Las organizaciones agrarias y las compañías aseguradoras prevén una fuerte caída de la cosecha. En el conjunto de los países comunitarios, sin embargo, se espera una cosecha superior a la anterior; pasará de 281 a cerca de 300 millones de toneladas. Los precios en el mercado interior, que llevaban cayendo en los últimos meses, han experimentado un ligero repunte.
Las condiciones climatológicas de los meses precedentes auguraban una buena cosecha que se ha truncado en las últimas semanas por la sequía y las altas temperaturas, situación que ha afectado especialmente a Extremadura, Andalucía, zona centro y a las partes más bajas de Castilla y León, como Ávila, Segovia, Zamora, Salamanca.
En cereales de invierno (trigo, cebada, avena, centeno y triticale) la cosecha ascenderá a solo 14,3 millones de toneladas, frente a los 20,38 millones de la campaña anterior, esto es, un descenso del 29,79%. La última sequía en 2017 dejó una cosecha de 15,5 millones de toneladas. A esa cifra de disponibilidades se sumaría una cosecha de maíz, cereal de primavera, estabilizada en 3,6 millones de toneladas.
La cosecha de trigo blando caerá un 33%, hasta los 4,5 millones de toneladas; la de trigo duro, un 30% hasta 0,9 millones de toneladas; la de cebada, un 25% hasta los 6,96 millones de toneladas; la de avena, un 40% a poco más de millón de toneladas y otro 30% bajarán las producciones de centeno y triticale que en conjunto suman 0,8 millones de toneladas.
España tiene una demanda de cereal estimada en unos 37 millones de toneladas, por lo que es uno de los mayores importadores de cereales para las cabañas ganaderas, especialmente en maíz, con más de seis millones.
Las compañías de seguros han comenzado los trabajos de peritación en las explotaciones dañadas, con una superficie afectada que de cerca de 200.000 hectáreas podría llegar a las 700.000 a la vista de las condiciones climatológicas. Pedrisco y sequía se han convertido en los dos riesgos más importantes que está sufriendo el sector agrario. Según las aseguradoras, es consecuencia directa del cambio climático y están provocando un deterioro de sus cuentas de resultados.
En 2018, las indemnizaciones récord de 755 millones de euros superaron a las primas y las compañías tuvieron que tirar de los fondos del consorcio, que pasaron de 900 a unos 650 millones, así como de los fondos de reserva. Esta circunstancia ha dado lugar a que las aseguradoras hayan planteado en las revisiones del seguro subidas de primas y reducción de rendimientos para ajustar los resultados en cada línea y para cada garantía, y no globalmente en todo le seguro como era habitual.
En el último año, el seguro agrario registró una cifra récord de capital asegurado de 14.000 millones de euros. Fueron 380.000 agricultores los que suscribieron 420.000 pólizas.
Agricultura ha reiterado su apuesta por el seguro con ayudas de 211 millones anuales, aunque en realidad se incrementaron hasta unos 260 millones vía créditos extraordinarios. Por su parte, las Comunidades Autónomas actualmente aportan unos 80 millones. Las ayudas públicas suponen aproximadamente el 41% del coste de las primas para un seguro que todas las partes coinciden en señalar que es caro.
Fuente: El País