Hoy en día nos encontramos diferentes perfiles de consumidores que están cada vez más informados y son más exigentes con los productos que consumen.
La calidad de los alimentos adquiridos es la principal preocupación tanto para el cliente final, como para un comprador o bróker, y son las empresas las que tienen toda la responsabilidad de asegurarles la misma.
Esta situación ha generado en la actualidad numerosos programas de calidad que son fundamentales para el productor, ya que ayudan a marcar la diferencia en el sector ofreciendo garantías de calidad hacia los consumidores gracias a las exigencias de los controles establecidos. Por otro lado, estos controles permiten posicionarse en el mercado con un producto más seguro y obteniendo valor añadido, por tanto otorga una posición de privilegio frente a la competencia, permitiendo acceder a mercados más selectivos y reportando una rentabilidad superior a la común, tanto en mercados nacionales como internacionales.
Para acceder a ciertos mercados resulta imprescindible mostrar que se está cumpliendo con estándares de calidad, que pueden ser una exigencia de tus clientes o de su marco legal. Las certificaciones además, implican en las empresas un paso muy importante hacia la profesionalización de la gestión. Se crean Procedimientos e Instrucciones para que todo el personal conozca cómo desarrollar sus funciones en su puesto de trabajo. Logran un impacto en el interior, ya que por un lado obligan a reflexionar en las mejores formas de alcanzar objetivos antes de certificarse, y por otro lado a actuar de manera previsible basando las decisiones en información cierta. La mayoría de las certificaciones exigen auditorías internas y/o externas regulares que incitan a mantener el equipo de trabajo comprometido con el cumplimiento de las normas que se implementaron. […]