Se prevé que el cultivo genere empleo y riqueza en Castilla-La Mancha, gracias a la tesitura del mercado y a unos precios que han repuntado hasta los 3.000 euros el kilo.

La campaña del azafrán en Castilla-La Mancha acaba de comenzar en algunas provincias como Albacete y se generalizará la próxima semana en Ciudad Real, Cuenca y Toledo.

Los agricultores de la región esperan una producción que, según sus estimaciones, superará en un promedio del 25% a la anterior, y alcanzará más del 95% de los 1.500 kilos que se producen de media en toda España.


El cultivo de esta ancestral especia ha tenido un mejor desarrollo vegetativo por las lluvias de primavera y las temperaturas más suaves de verano, frente a la temporada pasada que se vio lastrada por la sequía.

También se prevé que el cultivo genere empleo y riqueza en Castilla-La Mancha, gracias a la tesitura del mercado y a unos precios que han repuntado hasta los 3.000 euros el kilo.

En la actualidad, según datos del Ministerio de Agricultura del pasado año, Castilla-La Mancha cuenta con unas 140 hectáreas de superficie destinada al ‘oro rojo’, más del 90% de las 170 registradas de todo el país, con Albacete a la cabeza con sus más de 110 hectáreas de azafranales.

Según diversas fuentes consultadas, los agricultores castellano-manchegos han vuelto a mirar con interés a este cultivo, atraídos por su elevada rentabilidad y las demandas de clientes internacionales, por lo que han decidido profesionalizarse y organizarse en cooperativas, para compartir gastos de producción y obtener ingresos más seguros.

Resultados superiores

La producción de Azafrán de La Mancha, la única Denominación de Origen Protegida de este producto, es una de las entidades que prevé unos resultados superiores a los de 2017.

Podrían alcanzar los 700 kilos, frente a los 516 de la campaña precedente, un 55% de los que se registraron en Albacete -284,85 kilos-; un 20,5% en Cuenca -106,35 kilos-, un 18,8% de Toledo -97,5 kilos-, y el otro 5,5% en Ciudad Real -27,29 kilos-.

El gerente de la entidad, Pedro Pérez, ha señalado que “por lógica” las expectativas son positivas, gracias a la favorable climatología de los últimos meses, si bien la abundancia de la recolección podría posponerse ante las bajas temperaturas de este fin de semana, que “podrían retrasar la salida de las flores”.

El número de productores acogidos a esta figura en esta campaña “será similar” a la precedente, ha comentado, con 235 agricultores, al igual que la superficie, extendida en 114,6 hectáreas (62,5 h de regadío y 52,1h de secano), mientras que lo “importante” es vender el producto y que los mercados “lo absorban lo mejor posible”.

Precisamente, el azafrán amparado por esta figura de calidad fue comercializado en 2017 en su totalidad, el 67,6% en terceros países (356,15 kilos), el 29,5% en España (155,6 kilos) y el 2,8% en la Unión Europea (15 kilos).

El gerente ha incidido en “las garantías” que supone cumplir los requerimientos específicos del pliego de condiciones por parte de los productores y envasadores que participen en su circuito comercial.

Pérez aspira a que la DO amplíe el volumen de azafrán bajo la figura ‘La Mancha’, que en quince años ha registrado una media de 400 kilos comercializados, 370 kilos a través de la veintena de envasadores autorizados por el Consejo Regulador. “Cada año, una certificadora audita a los envasadores, así como hacemos un balance de su actividad y de las contraetiquetas que les suministramos, por lo que no puede haber fraude”.

Iniciativa social

La flamante cooperativa BioAzafrán, con sede en la localidad toledana de Villafranca de los Caballeros, es un ejemplo de iniciativa social creada en torno al azafrán y su cultura. La sociedad ha unido el esfuerzo de una cuarentena de agricultores de varias provincias castellano-manchegas, que están a punto de recoger su primera cosecha.

Su presidente, Anastasio Yébenes, ha indicado que tras plantar 12.000 kilos de bulbo en dos hectáreas, esperan recoger en torno a los tres kilos, mientras que las expectativas para 2019 son de más de 20 kilos, teniendo en cuenta el rendimiento medio por hectárea en la zona, fijado entre los 10 y 12 kilos.

Yébenes ha recordado que en la primera temporada tras el plantado (llamada suerte de mayo o de postura) apenas hay producto, los dos siguientes años son los más productivos, mientras que en el cuarto se sacan los bulbos de cebolla multiplicados casi por tres, y se plantan en otras parcelas.

Bioazafrán dará empleo a una treintena de personas, entre la decena necesaria para la recogida en el campo, y otra veintena que se dedicará a las tareas de mondado. Según los productores, para la producción de un kilo de azafrán (tras su secado) hay que recolectar cinco kilos en fresco, y entresacar de manera manual estigmas de unas 220.000 flores.

El personal contratado por Bioazafrán trabajará en una nave de la entidad, que ya ha adquirido el material (gorros y guantes) para la manipulación del milenario condimento.

En celemines

María Santos es una productora de azafrán de La Solana, que desde que tiene memoria ha cultivado esta planta en explotaciones familiares.

En la actualidad cuenta con un azafranal de media hectárea, distribuido en celemines (537 metros cuadrados), cada uno de ellos en diferentes etapas del ciclo productivo, con un rendimiento máximo de un kilo por celemín.

Esta agricultora ciudarrealeña en activo empezará la recogida la próxima semana y durante 20 días estará al frente de la campaña, en la que contará con la ayuda de sus familiares para la recolecta, y de “las vecinas” para el mondado, antes de que vengan las jornadas de “chorreo”.

Santos comercializa parte del azafrán que produce a través de su propia envasadora, que no está certificada por la DO Azafrán de La Mancha, mientras que guarda otra cantidad para venderla como socia de Azafrán Español Cooperativa de Castilla-La Mancha, que sí está acogida a la figura de calidad.

Unos 100 kilos

El presidente de esta entidad, Jesús Ángel Fernández-Montes, señala está organizada como cualquier otra cooperativa agraria, es decir, con un cuerpo social de medio centenar de productores de Herencia (donde está ubicada), La Solana, Villafranca de los Caballeros (Toledo), y las localidades albaceteñas de Almansa, Peñas de San Pedro, La Herrera y Balazote.

Se enfrentan a su segunda campaña desde su constitución, con unos 100 kilos comercializados entre azafrán certificado y sin certificar, y con ventas tanto en el mercado nacional, como en Inglaterra o Perú entre otros clientes.

Su marca de DO es ‘Azupiranu ‘, un nombre retórico que significa ‘ciudad del azafrán’ y que hace referencia a al pueblo más antiguo en Mesopotamia relacionado con el cultivo de la especia del que se tiene memoria.

Fernández-Montes explica que el objetivo por el que trabajan es la introducción y consolidación del valorado producto en mercados exteriores, tal y como han hecho en el Salón Internacional de la Alimentación SIAL de París, donde han participado en una misión dentro del Programa Impulsa Agro de la Cámara de Comercio de Ciudad Real, en el que han hecho algunos contactos.

Este portavoz destaca la rentabilidad del azafrán de calidad, que en las últimas operaciones ha alcanzado los 3.000 euros el kilo más IVA, tras repuntar su cotización en los mercados.

“Nosotros no lo vendemos por debajo de los 2.750 euros el kilo de certificado”, ha comentado Fernández-Montes, que ha subrayado la calidad del azafrán manchego que cumple los objetivos de trazabilidad.

Fuente: Lanza